martes, 15 de noviembre de 2011

El amor es más fuerte

 
Bandera de aliento de Universitario La Plata
Los clubes Santa Bárbara y Universitario de la ciudad de La Plata son las dos entidades que tienen el mayor número de jugadores/as practicando hockey sobre césped. Es llamativa la cantidad de niños, niñas, hombres y mujeres que lo juegan teniendo en cuenta que es un deporte amateur, ya que esto conlleva un difícil escollo para ellos. Los gastos se acrecientan a medida que los deportistas crecen porque el costo de los materiales que utilizan es cada vez mayor, al igual que el valor de las cuotas sociales, entre otros. Entonces, ¿cómo hace cada jugadora de estos clubes y otros, para, económicamente poder jugar hockey, en la principal categoría de la liga metropolitana, siendo este un deporte amateur?

Pero el análisis de esta disciplina necesita realizarse teniendo en cuenta el contexto social en el cual se enmarca. Su práctica se encuentra dentro de la cultura de la sociedad en la que se desarrolla. Gilberto Giménez[1] define a la cultura como un repertorio de esquemas simbólicos que el analista debe interpretar. A su vez remarca que es transversal, es decir que está presente en todos los aspectos de la vida de las personas. Por lo tanto, el hockey para las jugadoras condiciona y estructura su forma de ver el mundo. Este análisis nos lleva a entender cómo los distintos actores involucrados (jugadoras, técnicos, entrenadores, familiares) construyen distintas formas simbólicas como el ambiente festivo en los días de partido, las charlas técnicas, la indumentaria, entre otros.

El hockey surge como una práctica exclusiva de las clases altas, aquellas que poseían dinero y el tiempo de ocio abundaba en sus vidas permitiendo su desarrollo en forma amateur. Con el paso del tiempo el deporte se fue popularizando, es decir el pueblo lo fue adoptando y lo hizo suyo hasta alcanzar a todas las clases sociales. Pero su espíritu amateurista se mantiene en la actualidad. Esta situación llama la atención ya que quienes lo practican si bien no están de acuerdo con ello, lo aceptan y respetan como tal. Aquí se ven los ideales de los creadores del juego que son tomados como propios por todos los actores involucrados en este universo deportivo.

Esta apropiación la vemos a través de la identificación de los distintos participantes, no sólo en el juego sino también fuera de las canchas. El uso de indumentaria que lleva el escudo del club es una de ellas. Las jugadoras utilizan remeras, pantalones, bolsos con el logo de la institución en cualquier ámbito, como puede ser un paseo por el centro de la ciudad. Esto es una muestra de la relación de pertenencia que entablan con los clubes. Pero otro aspecto que es llamativo en este sentido es que las personas pueden haber jugado en su juventud y a pesar del paso de los años mantienen intacto este lazo de unión. Se ven padres, madres, tíos, tías, abuelos, abuelas que concurren al club con objetos o elementos que llevan los colores o el emblema de la entidad (remeras, pulseras, vasos, termos, banderas). La relación identitaria es muy fuerte y el paso del tiempo la fortalece.

Los días de partido, el campo de deportes se llena de personas. No sólo asisten las jugadoras sino también sus familiares, dirigentes, allegados. Aparecen banderas con mensajes de apoyo a las deportistas del club que compiten en esa jornada, el mate es un elemento que se utiliza para vincularse con los demás. Las jugadoras de todas las categorías llegan casi juntas muy temprano y viven con pasión cada partido de sus compañeras, desde juveniles hasta las mayores. Esto hace a la unión entre ellas, los grupos y la entidad. Muchas deportistas (principalmente las que son del interior del país) llegan ese día en micro; otras (suelen ser oriundas de la ciudad de La Plata) lo hacen en autos particulares. Al encontrarse la alegría en grande, se saludan con abrazos y besos no solamente a sus compañeras sino también a los familiares de éstas y hasta con aquellas que pertenecen a otras categorías.

El hockey llegó a la Argentina por medio de los inmigrantes ingleses y el paso del tiempo hizo que se afianzara en el pueblo. Conserva hoy en día su espíritu amateur original, pese que a nivel mundial, y debido al elevado nivel de las competencias internacionales, muchas jugadoras son profesionales; es decir, reciben un sueldo por desarrollar esta disciplina, ya sea del propio club o por sponsors personales. Es en esta característica del juego donde radica la dificultad de las deportistas que compiten en la Liga Metropolitana de Hockey de Buenos Aires. Los gastos a los que se enfrentan son altos y aumentan a medida que crecen en edad, siendo esto el mayor impedimento en muchos casos para continuar. ¿Qué las motiva entonces a seguir jugando? Es simple, es el amor al deporte, a su práctica, a los gratos momentos que viven dentro de los clubes con sus compañeras.


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[1] Gilberto Gíménez (1999). "La importancia de los estudios culturales en el campo de las ciencias sociales" en Pensar las Ciencias Sociales Hoy. Rossana Reguillo Cruz y Raúl Fuentes Navarro. ITESO, México 71/96.